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Mickey Rourke y su chihuahua
Mickey Rourke era el gran favorito a ganar el premio de interpretación masculina, la prestigiosa Copa Volpi, en el Festival de Venecia. No ha podido ser. La película por la que optaba al galardón, The Wrestler, en la que encarna a un luchador en declive, ha ganado, en cambio, el León de Oro, la máxima recompensa del certamen. Paradoja, su director, el neoyorkino Darren Aronofsky, recibió un sonoro abucheo hace dos años en este mismo festival con su anterior película, La fuente de la vida. Rourke me ha parecido siempre un buen actor. Me vienen a la mente sus excelentes trabajos en Fuego en el cuerpo, El corazón del ángel, Animal Factory, Legítima defensa o Dominó. Eso sí, cada vez más deforme e irreconocible. Un buen actor, añado, que lucha con sus propios demonios. Pero lo que me ha inspirado este post es su imagen en el Lido de Venecia con su inseparable perro chihuahua Loki.
La lealtad del actor hacia su mascota y hacia los otros perros que posee es admirable. Dejó incluso plantado el rodaje de Luck of the Draw (2000) porque su personaje salía con un perro y no le dejaron hacerlo con el suyo. A los productores les pareció que el corpulento actor ofrecía una imagen ridícula con un chihuahua en los brazos. Quizá tanto como a muchos de quienes le han visto en Venecia. Rourke ha revelado que se encuentra muy unido a ellos, que le proporcionan un gran respaldo emocional, después de tantos sinsabores que le ha dado la vida, y que los prefiere pequeños porque viven más. Su caso me recuerda al de Doris Day, otra estrella desencantada que hace años que ha volcado toda su afectividad en sus canes.
2 comentarios:
Otras dos muy buenas interpretaciones de Rourke: La Ley de la Calle (Rumble Fish) y Manhattan Sur (Year of the Dragon). Un actor que pudo haber sido grande, pero que ha hecho muchas tonterías... A ver si ahora levanta cabeza.
Un caso semejante, salvando las distancias, a Robert Downey Jr.
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