miércoles, 18 de enero de 2012
Silencio sobre que es muda
La incorporación de la palabra al cine, el paso de las películas mudas a las películas habladas, marcó un cambio técnico gigantesco en la experiencia que brindaba el séptimo arte como medio de entretenimiento masivo. Algo similar a lo que pueda suponer en la actualidad la implantación, si esta ocurre, del 3D. Nada que ver con que guste más o menos la película, sino con el modo de percibirla y disfrutarla. Ese cataclismo ocurrió hace más de ochenta años y desde, más o menos, 1930 (con alguna diferencia entre países), cuando un espectador compra una entrada de cine lo que paga y cree que va a ver es una película hablada. ¿No parece pues lógico que cuando esto no sea así, como es el caso de The Artist, se advierta en taquilla al espectador no avisado de que la película que va a ver carece de ese elemento técnico? ¿A qué se tiene miedo? Si no hace falta, ¿por qué se avisa entonces cuando una película está en v.o. subtitulada (en realidad esta se vende así)? ¿Es por gentileza hacia los hipotéticos espectadores que no saben leer o porque hay un cambio tan sustancial en la parte hablada del film, en el diálogo, que modifica por completo el modo de experimentarlo? ¡Ah!, que-el-espectador-tiene-que-entrar-en-la-sala-informándose-sobre-lo-que-va-a- ver… Y que eso lo digan, además, algunas personas que reivindican su derecho a no leer nada y saber lo menos posible de las películas para que no les destripen el argumento...
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