lunes, 23 de febrero de 2009

Los Oscar sin moda española

Le doy vueltas y no acabo de descifrar, como ya expresé en algún post anterior, las ventajas que le depara al cine español que nuestros actores y profesionales del sector se incorporen a Hollywood o ganen premios Oscar. Pongamos que en lugar de España estuvieramos hablando, por ejemplo, de Holanda. ¿Alguien puede explicarme en qué ha beneficiado al cine holandés que los directores holandeses Paul Verhoeven (Robocop, Desafío total, Instinto básico) y Jan de Bont (Speed, Twister, Lara Croft Tomb Rider 2: La cuna de la vida), y los actores Rutger Hauer (Blade Runner, Batman Begins, Sin City) y Jeroen Krabbe (El fugitivo, Ocean’s 12) lleven un buen puñado de años trabajando en Hollywood? ¿Alguien se sintió movido a ver películas holandesas después de haber hecho otro tanto con alguna de las superproducciones de Hollywood citadas, en las que han participado? ¿Alguien recuerda si quiera la última película holandesa que ha visto? Tampoco encuentro ventajas en que los profesionales de industrias colonizadas comercial y, en buena medida, artísticamente, como son las europeas peregrinen a la metropoli del imperio cinematográfico mundial (lease Hollywood) a recibir los parabienes y migajas del banquete. En mi ignorancia, me parece más bien el reconocimiento de la propia debilidad e inseguridad. La única razón de tanta alegría que se provoca cada vez que a un español le dan un Oscar (comparable a la creada en los arrabales de la India con las estatuillas recibidas por Slumdog Millionaire) se debe, en mi opinión, al entusiasmo patriótico. Es decir, si me alegro por el Oscar de Penélope Cruz ahora, aunque a mi nunca me haya convencido como actriz, y por los que recibieron Javier Bardem y Pedro Almodóvar antes, es por el hecho de que todos somos españoles. Entonces, si el único motivo real de mi alegria es el de compartir la misma nacionalidad que ellos, ¿por qué Penélope Cruz no corresponde a ese mismo sentimiento vistiendo diseños de modistos españoles (algo que ha hecho rara vez, si alguna vez lo hizo, sin cobrar, como es el caso de Mango) en lugar de recoger su estatuilla con un modelo del francés Pierre Balmain (en la foto superior, de blanco) o de asistir a la gala el año pasado con un modelo de Chanel (foto de la izquierda, de negro). Javier Bardem, por su parte, recogió el suyo, como actor de reparto, por No es país para viejos (2007), vestido de la firma italiana Prada (en la foto de la derecha) y Pedro Almodóvar, el que ganó por el guión de Hable con ella, vestido del italiano Armani. Si nosotros nos alegramos (y celebramos) sus éxitos porque son españoles (aunque no siempre nos convenza su trabajo), ¿por qué ellos no hacen otro tanto ayudando a que la moda española gane más prestigio y visibilidad internacional? ¿Es tirar piedras contra el cine español plantear cuestiones tan elementales como ésta? ¿O será que nuestros diseñadores no están a la altura de nuestro cine y desentonarían en una gala de tanto postín como la de los Oscar?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé qué es más agudo en este post: si apuntar eso de que los actores españoles van haciendo patria vestidos de modistos extranjeros; si eso tan cierto de que ganar un Oscar no ayuda para nada a la industria local; o la comparación entre el alborozo por la victoria de Pe y la creada "en los arrabales de la India" por los Oscar otorgados a SMillionaire. Te pasa como a aquella, George: cuando eres bueno, eres bueno. Pero cuando eres malo... eres mejor. Brillante.

Anónimo dijo...

Es indudable que hay mucho de vetusto patriotismo y anhelos provincianos en las demostraciones de alegría por el éxito de Pe. Pero si tenemos en cuenta otras consideraciones aparte de las que afectan al reducido ámbito cinematográfico, que un español sea premiado en la gala de los Oscar beneficia la imagen exterior de nuestro país, lo cual no es baladí para una economía tan dependiente del sector turístico y un perfil cultural tan poco conocido más allá de los toros y la sangría. De hecho, la película por la que Pe ha sido premiada debe bastante a la imagen que de Barcelona tienen los extranjeros -tanto a nivel de producción como de recepción en taquilla-, la cual, a su vez, se ha alimentado durante décadas mediante acertadas estrategias de exportación cultural (como también son los Oscar en sí). Yo no siento ningún orgullo, pero sí satisfacción por un premio que, además de merecido, objetivamente contribuye a mejorar algo de lo que, nos guste o no, hoy por hoy vivimos los españoles. Al menos esta subvención no ha caído en saco roto.

Óscar Pablos dijo...

No soy experto en moda ni nada parecido, pero la maquinaria hollywoodiense es tan poderosa que difícilmente dejarían introducir a un modista español en su alfombra roja. Pienso que el actor o actriz es un elemento más de todo ese entramado mercantil en el que los grandes nombres de la moda se 'pelean' para vestirlas y vestirlos, y pienso también que pocas veces el actor/actriz pueda determinar sus deseos (también es cierto que muchos trajes se devuelven a sus firmas, es decir, que no se los quedan sus modelos). Además, veo bastante difícil que Jesús del Pozo o Elio Berhanyer, por ej., introduzcan sus diseños estando por allí los internacionalmente conocidos Armani, Gucci o quien sea. También puede ser que a Pé no le guste la moda española, y también porque queda mucho mejor, y perdón por la frivolidad, "...el traje es un modelo exclusivo de Elie Saab…” que “… me lo ha confeccionado Agata Ruíz dela Prada...". Resumiendo, todo es cuestión de vanidad.

Juan Pando dijo...

Diego... y eso que me faltaba añadir lo de que "Pe" sí lleva moda española cuando pasa por taquilla, como ocurre con su promoción, junto a su hermana, de la firma MANGO.

Álvaro... tienes parte de razón y tengo parte de razón yo, como todo en la vida. Las películas tiene un indudable poder de influencia. "Emmanuelle" disparó el turismo hacia Tailandia y "El expreso de la medianoche" le hizo la pascua a Turquía. "Los puentes de Madison" dispararon las visitas al lugar, lo mismo que "Pretty Woman" a la suite del hotelito en el que vivían su romance Julia Roberts y Richard Gere.

En ese sentido, Vicky Cristina Barcelona (más un panfletillo turístico que una película) es posible que lleve turistas a la Ciudad Condal. Por más que la imagen que se de ella y de España sea, como mínimo y siendo benévolos, un pelín desenfocada (dicho por los propios Barceloneses). Aunque también está aquella película de Tom Cruise que situaba las Fallas en Sevilla o monstruosidad similar.

Cosa distinta es que un actor gane reconocimiento y premios, sobre todo con películas extranjeras. No creo que mucha gente haya cambiado de opinión o se apresure a visitar México porque es la patria de Salma Hayek (y mira que me pone) o Sudáfrica por serlo de Charlize Theron (idem de idem).

Oscar... no acabo de estar de acuerdo contigo porque creo que las actrices tienen margen de maniobra en su modo de vestir. Te recuerdo que la primera actriz española que asistió a los Oscar compitiendo con una película, allá por 1959, fue Carmen Sevilla, protagonista de La venganza, de Juan Antonio Bardem, y lo hizo vestida, si no recuerdo mal, de Cristobal Balenciaga, natural de Guetaria (Guipuzcoa).No hace tanto, la argentina Cecilia Roth eligió un diseño del italo-argentino Gino Bogani para asistir a los Oscar en los que se premió "Todo sobre mi madre", de Pedro Almodóvar, que ella protagonizó.

Así es la vida y así es el cine.