sábado, 7 de febrero de 2009

El misterio del Oscar robado

La última sorpresa de los Goya (imagino que fuera de guión) fue el hurto, mientras reposaba en un guardarropas, de la estatuilla que había ganado Albert Solé (foto de la derecha) por su documental Bucarest: La memoria perdida. Una trastada de niños si lo comparamos con lo ocurrido a Alice Brady (en la foto superior), cuando ganó el Oscar como Mejor Actriz de Reparto (en realidad, una placa, ya que la Academia de Hollywood no empezó a dar estatuillas a los secundarios hasta 1943), por su trabajo en Chicago (1937). Brady, postrada en casa con un tobillo roto, no pudo asistir a la ceremonia, así que cuando la proclamaron ganadora, a nadie le extrañó que subiera al escenario, en su lugar, un caballero que recogió el galardón… para desaparecer hasta hoy. Lo triste y lo sórdido del hurto del Goya es que el gamberro que lo ha llevado a cabo se ha identificado como crítico, o sea, como profesional de la información cinematográfica. Lo lamentable es que los medios de comunicación han aceptado sin más tal autocalificación. Lo increible es que ninguna asociación profesional del sector ha dicho nada al respecto. Lo peor es que lo ocurrido no es más que la consecuencia lógica de la degradación a que está llegando la práctica periodística en este campo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dichosos advenedizos...