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¡Qué miedo da viajar!
El cine ha dejado de ser una ventana al mundo. Las películas ya no animan a viajar sino todo lo contrario. Parecen pensadas para meter miedo a los espectadores sobre lo que pueden encotrar más allá de sus fronteras. Escondidos en Brujas, un thriller en clave de humor negro, con algunos hallazgos pero lastrado en exceso por la larga sombra de Quentin Tarantino y, sobre todo, de los hermanos Coen, dedica buena parte de su esfuerzo a alentar la idea de que la ciudad belga es un lugar aburrido que sólo puede gustar a los niños. California Dreamin’, una opera prima que comienza como Bienvenido Mr. Marshall y acaba en plan Fuenteovejuna, ofrece una imagen de Rumania que refuerza los peores prejuicios sobre el país balcánico. De Venganza casi no me atrevo ni a hablar, ya que el mensaje que transmite a los padres americanos es que París y Europa, en general, son una selva en la que las jovencitas estadounidense son secuestradas nada más llegar para convertirse en carne de cañón de la trata de blancas. Menos mal que nos queda Mamma Mía!, comedia musical ligera, muy ligerita, desde el punto de vista cinematográfico, pero una delicia de ver y una inyección de optimismo que anima al espectador a comprarse un disco de ABBA y un billete para Grecia nada más salir del cine. Aún hay algo de esperanza en la pantalla.
1 comentario:
Y, sin embargo, por qué será que de todas las que citas, la peor y de largo es Mamma Mia! (al menos con Venganza se echa uno algunas risas). Será que, una vez más, los optimismos y las alegrías de vivir se dan de bofetadas con la creación artística de un mínimo valor.
A mí Escondidos en Brujas sí me animó a visitar la ciudad belga. Y en cuanto a California Dreamin', qué decir de Maria Dinulescu, sólo por ella valdría la pena perderse en la Rumanía profunda...
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