viernes, 16 de noviembre de 2007

Garci: masculino, singular

Siempre he sentido simpatía por los francotiradores. Por eso me cae bien José Luis Garci. Me gustan los que hacen lo que creen que deben hacer, aunque el resto de la humanidad no los comprenda o los acose. Como le ocurrió a él después de ganar el primer Oscar que ha recibido una película española. Como le sucede cuando estrena uno de esos melodramas decimonónicos, como Luz de domingo. Siento gratitud cada vez que recuerdo como se emocionaba mi abuela (¡como la echo de menos!) al ver Volver a empezar. Admiro su fiera independencia y que sin los lamentos ni las alharacas de tantos otros hace una película al año. Me gusta escucharle hablar en las entrevistas y leerle. Admiro que no se conformó con las cartas que le había repartido el destino, y se forjó su propio futuro. Por si fuera poco, todos los actores (salvo esas excepciones que todos sabemos) hablan maravillas de él y de su modo de trabajar. Nunca he probado uno de sus famosos dry martini (ni de los de Alfredo Landa). Servidor tampoco es muy amigo de camarillas. Pero entre sus íntimos se cuenta gente que admiro tanto como Eduardo Torres-Dulce. No me gustan sus películas (salvo Solos en la madrugada con su inolvidable dedicatoria final y aquel: A Miguel Hernández que se murió sin que si quiera supieramos que existía), pero eso, en este caso, es lo de menos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amando de Ossorio, otro cineasta singular

Anónimo dijo...

Intervención en el programa "Cowboys de Medianoche", Cadena Cope, con Herrero, Torres Dulce y García Ovejero