martes, 25 de septiembre de 2007

El hábito si viste al monje

El fervor provocado por la presencia de Richard Gere en el Festival de San Sebastián ha dado una ligera pista de la pasión que puede llegar a levantar una estrella. Ha sido el propio galán, que suma ya 58 envidiables primaveras, quien ha revelado el secreto: "Las estrellas podemos ser superficiales pero tenemos la responsabilidad de resultar interesantes para los demás, algo que no ocurre porque sí". ¿Por qué nadie aprovecha la visita del actor para que imparta alguna lección magistral (o "master class", como se lleva decir ahora) a nuestros aspirantes a estrellas?. Podría sugerirles, por ejemplo, que se arreglen cuando acuden a actos público, que no se pueden presentar tan desastrados como suelen ir. Queda aún algo de consuelo. Me cuentan que ya hay algunas luminarias patrias que empiezan a darse cuenta de que tienen que cuidar más su aspecto si no quieren perpetuarse en la sección de los peor vestidos de las revistas del corazón. Responsables de una de las más conocidas publicaciones del género me confiensan que alguna vez han intentado incluir a estrellas españolas entre los más elegantes, pero que les ha sido siempre imposible porque la imagen de la mayoría de nuestros actores parece más desaliñada aún al juntarlos en una misma página con estrellas extranjeras.

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