viernes, 18 de junio de 2010

Tópicos sobre los críticos

A mí también me gustaría tener un trabajo que consistiera en ir al cine... Este es quizá el tópico más romántico sobre la profesión de crítico y el sueño dorado de cualquier aficionado. No hay que olvidar que críticos e informadores somos, por encima de todo, aficionados, y compartimos ese deseo. Pero la realidad no es tan de color de rosa. Cuando haces una profesión de escribir, hay que dejar los gustos personales a un lado. Se acabó lo de elegir sólo las películas que nos apetece ver. Hay que verlas todas. Buenas, malas o regulares. Dobladas o en versión original. Americanas, españolas, francesas, turcas, tailandesas o afganas. Dramas, comedias, ciencia ficción, terror, cortometrajes o documentales. Lo ideal, antes de que se estrenen. Cuantas más, mejor. Como mínimo una al día (mi marca está en cinco). Por lo general, por las mañanas, de lunes a viernes, en los visionados privados que organizan las distribuidoras. Los fines de semana quedan para repescar en salas comerciales los títulos pendientes (mi sesión preferida es la primera de la tarde). Y cuando llevas vistos media docena de títulos que ni te interesan ni lo merecen, y además tienes que empapártelos y escribir sobre ellos… eso de tener un trabajo que consiste en ver películas ya no es tan divertido como parece.

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