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El cine retro-social
Las imágenes de El patio de mi cárcel, de Belén Macías, parecen sacadas, en un puro ejercicio de anacronismo, del cine de quinquis y delincuentes callejeros que hacían Eloy de la Iglesia o José Antonio de la Loma en los inicios de la democracia. El mismo trazo grueso, efectismo, uso reiterativo de la música, momentos escatológicos, concesiones a los desnudos y mensaje de buenismo social. Le falta, en cambio, lo esencial, el ritmo y la verdad de entonces. Se suma así esta cinta a títulos recientes de cine retro-social, como Días de cine o Volando voy, que echan una ojeada a aquellos tiempos como si no hubieran pasado treinta años. Caso muy distinto es la entrañable y muy estimable El calentito, dirigida, claro, por alguien que sí vivio la época, Chus Gutiérrez. Lo mejor de El patio de mi cárcel son las apariciones, que saben a tan poco, de esa gloria de México que es Patricia Reyes Spíndola.
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