martes, 12 de febrero de 2008

Polivisión, invento viejo

Ha levantado revuelo el recurso a la polivisión que hace Jaime Rosales en La soledad. Artículos de prensa y críticas lo comentan como una novedad ¿Habrá que recordar que se trata de un procedimiento que remonta su origen al cine mudo? No pretendo que el gran público secunde mi afición a las películas silentes ni que el Napoléon (1927), de Abel Gance, sea un título que levante pasiones multitudinarias. Pero es que la polivisión se ha usado en cine tan popular como Confidencias a medianoche (1959), con Doris Day y Rock Hudson; El estrangulador de Boston (1968), con Tony Curtis, o El caso Thomas Crown (1968), con Steve McQueen y Faye Dunaway. He conocido a estudiantes de cine que aborrecían ver cine en blanco y negro, y sólo querían coger una cámara y ponerse a rodar. Sus ídolos eran, en cambio, gente como Martin Scorsese y Quentin Tarantino, ratones de filmoteca. Luego, claro, pueden parecer muy originales cosas que no son más que muestras de un oficio bien aprendido viendo muchas buenas películas ¿Habrá que recordar que el cine ya existía cuando triunfaron Pulp Fiction o incluso a La guerra de las galaxias?

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