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¿Éxitos propios o ajenos?
La prensa ha cubierto como si fuera un éxito de nuestro cine el rodaje y posterior presentación en el Festival de Berlín de Elegy, el drama dirigido por Isabel Coixet y protagonizado por Penélope Cruz. La película no se ha llevado, sin embargo, ni un galardón menor de consolación en esa pedrea que es todo festival ¿Por qué esta moda de celebrar como propio lo que es ajeno? Elegy es una cinta de Lakeshore Entertainment, productora californiana que tiene en su filmografía títulos como Million Dollar Baby, Underworld, El exorcismo de Emily Rose y Novia a la fuga. Vamos, que es una película tan española como No es país para viejos o Cometas en el cielo, titulos por los que optan al Oscar, respectivamente, Javier Bardem y el músico Alberto Iglesias. Los éxitos de todas estas producciones no redundan más que en el beneficio exclusivo de las empresas americanas que las financian. La fuga de cerebros (“drenaje de cerebros”, dicen con mucha más precisión en inglés) no es nueva en Hollywood. Si se coge a una Greta Garbo de Suecia, a una Marlene Drietrich de Alemania, a un Paul Verhoeven de Holanda, a un Alfred Hitchcock de Inglaterra, suma y sigue, llegamos a la esencia de Hollywood. Lo que no creo es que en ninguno de esos paises se celebrara como éxitos de sus cinematografías nacionales las películas que estos y tantos otros emigrados ilustres hicieron en la meca del cine. Tampoco creo que los estudios de Hollywood repartieran con sus respectivos paises de origen los beneficios que recaudaron con ellos.
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