miércoles, 30 de mayo de 2007

Gattaca: en pos de un sueño

No vi Gattaca cuando se estrenó por mi prejuicio hacia la ciencia-ficción. Craso error en el que ya incurrí hace años con Blade Runner, que tardé casi dos años en disfrutar. En ésta como en aquella ocasión me he encontrado con una película soberbia. En el caso de Gattaca, es, además, una opera prima (del australiano Andrew Niccol). Una historia inteligente y sensible, narrada de modo visualmente muy atractivo, en la que los efectos especiales y la puesta en escena están al servicio de la narración y no al revés, como es lo habitual hoy en día. Una de mis obras preferidas es, desde chaval, La vida es sueño (de Calderón, claro), así que no es de extrañar que me haya entusiasmado esta relectura moderna del mito del ser humano que se afianza en sus propias potencias por encima de las predicciones, sean estas de los hados o de la ciencia. El trabajo posterior de Niccol (guionista de El show de Truman y director de S1m0ne y El señor de la guerra), no se ha mantenido, en mi opinión, a la altura, pero esa es otra historia. Por cierto, el productor de la película es Danny DeVito, un tipo que me cae muy bien y a quien el público no siempre valora en su auténtica valía. Quizá porque se deja llevar por el prejuicio de ver en él sólo a un cómico americano más. Un error similar al mío al no ver Gattaca antes, convencido, por las fotográfias, de que era una cinta futurista más.

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